domingo, 15 de enero de 2017

SEMANA DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

“«Reconciliación. El amor de Cristo nos apremia» (cf. 2 Cor 5, 14-20)” es el lema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que se celebra del 18 al 25 de enero. Como cada año, la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales edita unos materiales que se nos proponen y que están pensados para ser utilizados durante el Octavario, pero también a lo largo de todo el año, tanto en la oración personal como en la plegaria comunitaria.
«Reconciliación. El amor de Cristo nos apremia» (cf. 2 Cor 5, 14-20)
18-25 de enero de 2017

martes, 10 de enero de 2017

SILENCIO

El más completo análisis del filme “Silence” de Martin Scorsese



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Martirio en el filme
Martirio en el filme "Silence" / Foto: Captura de YouTube

REDACCIÓN CENTRAL, 09 Ene. 17 / 06:20 pm (ACI).- La directora de Citizens for a Pro-life Society (Ciudadanos para una Sociedad Pro-Vida) y profesora de Teología en Madonna University en Michigan, escribió un exhaustivo análisis sobre el filme “Silence” (El Silencio) de Martin Scorsese, que trata sobre la persecución de misioneros católicos y sobre la crisis de fe de su protagonista en el Japón del siglo XVII.
“Los creyentes que esperan una película que explore las ideas cristianas desde un contexto cristiano auténtico, no deberían verla. Silence tampoco debe ser visto por los jóvenes, o aquellos cuya fe no es fuerte como la teología compleja, inteligente y seductora de esta película”, escribió la columnista para Crisis Magazine.

El texto completo del análisis a continuación:
ADVERTENCIA DE SPOILER
El trailer oficial de la recién estrenada película de Martin Scorsese, Silence da la impresión de que trata sobre misioneros en Japón y de cómo los católicos sufrieron valientemente la persecución por el bien de la fe. Sin embargo, este no es el verdadero foco de esta inquietante película y los cinéfilos no deben ser atraídos hacia esa dirección.
Cualquiera que esté familiarizado con la obra cinematográfica de Scorsese sabe que se trata de un director de cine que, cuando se trata de asuntos religiosos, aportará ambigüedad y conclusiones inquietantes, y en ese sentido, Silence no decepciona. Esta película no se trata de mártires cristianos, sino de cristianos que evitan el martirio.
El filme adapta fielmente el libro ficticio y homónimo de Shusaku Endo. La historia se desarrolla en el siglo XVII, cuando los católicos sufrieron persecución bajo el shogunato Tokugawa. Dos jesuitas portugueses, los padres Rodrigues (Andrew Garfield) y Garupe (Adam Driver), viajan a Japón para buscar a su mentor, el P. Ferreira (Liam Neeson), del cual se rumorea que apostató públicamente. Los jóvenes sacerdotes no pueden creer que su guía espiritual haría tal cosa, por ello están motivados a encontrar la verdad; y si Ferreira negó a Cristo, se sentirían obligados a salvar su alma.
Ellos son guiados en el país por el espiritualmente torturado japonés, Christian Kichijiro (Yosuke Kubozuka), que literalmente le confiesa a Rodrigues que es un apóstata. Cuando alguien es sospechoso de ser un cristiano, se ve obligado a pisar imágenes de Jesús o María talladas en bronce o en madera. Por esta negación de la fe generalmente se ahorra la tortura y la ejecución. Kichijiro escapó del sufrimiento al pisar una imagen, mientras que los miembros de su familia rechazaron negar a Cristo y fueron quemados vivos.
Los dos sacerdotes sirven fielmente a los católicos japoneses que se ven obligados a practicar su fe en secreto. Al ser privados de los sacramentos, se alegran de tener sacerdotes que les proporcionen alimento espiritual.
Sin embargo, no pasa mucho tiempo antes de que las autoridades descubran este nido de creyentes ocultos y seleccionen a cuatro para ser ejecutados. Es aquí, apenas a mitad de camino de la película, que Silence termina su narrativa sobre los mártires heroicos y se convierte en una película que explora el silencio de Dios en medio del sufrimiento, tal como lo experimenta su personaje principal Rodrigues.
Este no solo perturba a Garupe, sino también al público, cuando impulsa vigorosamente a los cristianos japoneses a "pisotear" el fumie (ndt. imagen de Cristo). ¿Cuál es la fuente de tal consejo? Para el idealista Rodrigues la práctica de la fe en una tierra extraña y en terribles condiciones suscitó en él interrogantes y confusiones respecto a la presencia de Dios. Comenzó a luchar con el aparente "silencio" de Dios. Es una debilidad de la película que exista poco desarrollo del carácter con respecto a esta crisis de fe.
La película es impulsada por el drama de los cristianos católicos: si van a defender su fe y enfrentar muertes terribles (de hecho es increíble el ingenio puesto sobre la tortura humana) o si pisotean a Cristo y escapan del terror.
En el corazón de este drama está la tensión creada por la propia lucha de Rodrigues para permanecer fiel aun mientras él, paradójicamente, insta e incluso reza para que otros nieguen a Cristo y sean perdonados. Más tarde, él incluso exhorta inútilmente al P. Garupe y a los católicos con quienes fue detenido, a apostatar.
Silence se centra en la apostasía como medio para evitar el sufrimiento. Rodrigues lo promueve varias veces en la película, pero solo cuando está en juego el sufrimiento de los demás. Curiosamente, mientras este camino es impulsado por otros, Rodrigues desea permanecer firme. Al inicio del filme narra que está enamorado del rostro de su Señor y por ello no podría pisotear su imagen.
Finalmente Rodrigues también es capturado con un pequeño grupo de compañeros católicos. Siendo prisionero las autoridades deciden que el mentor perdido, Ferreira, lo visite. Rodrigues se horroriza al oír de los mismos labios de su maestro que efectivamente apostató; los rumores eran ciertos.
Ferreira ahora vivía cómodamente como pupilo del estado, casado y con hijos. Practicaba el budismo y escribía de libros para el gobierno que desprestigiaban el cristianismo. Aquí es donde entra en juego otro nivel de ambigüedad propia de Scorsese. Ferreira le dice a Rodrigues que no hay verdaderos conversos japoneses. Más bien, todos los llamados cristianos japoneses nunca tuvieron realmente la fe; no creían en Jesús como Hijo de Dios, sin embargo creían que el verdadero "Hijo" era el orbe rojo que se levanta por la mañana.
Decía que solo eran un puñado de paganos, que cuando eran martirizados no morían por la fe en absoluto. No está claro si este discurso es entendido por el cineasta como una evaluación real del catolicismo japonés o si Ferreira simplemente está tratando de desmoralizar a su ex alumno. Si es lo primero, entonces ciertamente no hay cristianismo auténtico en Japón, los martirios son huecos y el espectador se ve obligado a lidiar con esta posibilidad. En cualquier caso, el ex mentor de Rodrigues se convenció al menos de que esto es cierto.
Rodrigues hace una buena pelea ante Ferreira, ante los representantes del Inquisidor e incluso el Gran Inquisidor mismo. Él es su trofeo. Golpee al pastor del rebaño y las ovejas se dispersarán, pero el medio de golpear al líder es golpear a las ovejas. Cuanto más se sostiene, más torturan a otros y en este conflicto Rodrigues experimenta el silencio de Dios como abandono.
En el clímax de la película, los cristianos japoneses son torturados horriblemente y Rodrigues se ve obligado a mirar. Si solo pisara el fumie colocado en el suelo, la tortura terminaría. Ferreira lo está instando, como Rodrigues mismo había instado a otros, a pisar el rostro de Jesús. Y, por supuesto, la apostasía, como en todos los demás casos, está relacionada con poner fin al sufrimiento humano. Es esta escena que hace de la película Scorsese un fracaso teológico.
Ferreira es el personaje de Judas, pero no está muy claro si este Judas funciona negativamente o positivamente. ¿Es este un Judas que trabaja contra Cristo? ¿Es este un Judas, como el del texto gnóstico ‘El Evangelio de Judas’ que en realidad ayuda a Jesús a cumplir su misión? Ferreira le dice a Rodrigues: "Si Cristo estuviera aquí, él apostataría por ellos" y "renunciar a tu fe es el acto más doloroso de amor". Entonces se oye la voz de Jesús desde la placa de bronce de Cristo crucificado que le dice a Rodríguez: ‘¡Pisame! Llevé esta cruz por tu dolor’. Con el permiso de Cristo, Rodrigues niega a su Señor. La apostasía, esta vez suya, detiene el sufrimiento de los demás, y los cristianos no son martirizados.
Este es el aspecto más preocupante de Silence. Jesús da permiso para traicionarlo, da a los cristianos permiso para fracasar en su testimonio. Haría una gran diferencia si la película tiene la intención que se trate de la voz de Cristo dirigida Rodrigues o si la voz es solo algo que Rodrigues creó en su propia cabeza. En opinión de esta revisora, Scorsese pretende que esta sea la voz de Cristo que despeja el camino hacia el fracaso.
En primer lugar, técnicamente hablando, es un sonido que proviene fuera de Rodrigues, que emana de la imagen hacia él. La voz no se presenta como algo que viene del interior de la conciencia de Rodrigues.
¿Por qué Scorsese, basado en Endo, nos da un Cristo que provee a sus seguidores permiso para fracasar? Puesto que Rodrigues recomienda la apostasía solo para evitar el sufrimiento, se podría concluir que el sufrimiento triunfa sobre la fe, que para el bien de evitar el dolor horrible, la negación de Cristo es justificada, ya que es Jesús quien lleva esta cruz por tu dolor. La ética es contraria a la fe cristiana y la moral, es decir, hacer el mal por el bien.
También se podría concluir que este Jesús es una teología en la cual su sufrimiento no tiene ningún valor. Los seres humanos, debido a su naturaleza pecaminosa inherente, fracasarán inevitablemente, a pesar de todos los objetivos elevados y las expectativas personales; y al final, todo lo que importa es la presencia silenciosa de Dios para aquellos que sufren.
Sin embargo, este es un mensaje cristiano insuficiente, especialmente cuando se considera que a los ojos de Dios el sufrimiento humano tiene valor salvífico, como decía el propio San Pablo: "Aun ahora encuentro mi gozo en el sufrimiento que soporto por vosotros. En mi propia carne lleno los sufrimientos de Cristo por causa de su cuerpo, la Iglesia".
O cuando Rodrigues pisa a Jesús, esto está destinado a ser de hecho el "acto más doloroso de amor" al rendirse de su propio ideal en aras de salvar a otros. Sin embargo, esta interpretación se debilita seriamente por el hecho de que él se vuelve miserable después y durante décadas seguirá realizando repetidos actos de apostasía.
Sin embargo, si la voz es justamente la justificación de Rodrigues para negar a Cristo, entonces es un verdadero apóstata y la película funciona como un cuento de la presencia permanente de Dios para todos los que sufren y el sufrimiento de los mártires, así como también para Rodrigues y Kichijiro, atormentados por el remordimiento y la culpa por su fracaso.
Jesús está allí silenciosamente en el sufrimiento de todos, como la "voz" de la imagen dice: "Yo llevé esta cruz por tu dolor". Y esto funciona bien cuando uno considera que Kichijiro comete apostasía una y otra vez, e incluso es un Judas que traiciona a Rodrigues ante las autoridades.
Sin embargo, siempre busca al sacerdote que confiese sus pecados para recibir la absolución. Y ciertamente la misericordia existe para aquellos que fallan. Silencio ilustra conmovedoramente este punto. De hecho, Rodrigues sigue a Ferreira, quien irónicamente terminó de guiarlo a la vida de un sacerdote apóstata. Pero mucho después de que Rodrigues abandone el sacerdocio, Kichijiro lo encuentra y le ruega que escuche su confesión, y Rodrigues vuelve a darle la absolución por la que anhela.
Excepto por Cristo diciéndole a Rodrigues que "lo pise" esta escena de perdón sería el clímax de la película, y por lo tanto Silence trataría sobre la presencia silenciosa de Dios para todos, incluso a aquellos que fracasan. Pero este posible clímax se ve abrumado por el inquietante permiso de Cristo a fracasar.
La primera escena culminante sumerge la película de Scorsese en una soteriología problemática y errónea. El final de la película intenta mostrar un cierto nivel de redención para Rodrigues quien aparentemente permaneció como cristiano en privado, pero no es lo suficientemente poderoso para superar una representación de Cristo que conduce a su fiel servidor a negarlo.
Esta película examina seriamente temas e ideas cristianas. Pero, ¿debería ser este filme necesariamente llamado una película cristiana? Yo creo que no. Una película cristiana no puede simplemente explorar, sino que debe concluir de una manera que sea consistente con el mensaje del evangelio, aunque sea poco convencional, provocativa o presentada de manera innovadora.
Debe haber el Cristo de los Evangelios que, en lugar de ordenar a sus fieles seguidores que lo pisoteen, los llama a seguirlo hasta la Cruz. El Cristo que más bien asegura a sus fieles: "De la copa que bebo de vosotros beberéis; y seréis bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado”.
Los creyentes que esperan una película que explore las ideas cristianas desde un contexto cristiano auténtico, no deberían verla. Silence tampoco debe ser visto por los jóvenes, o aquellos cuya fe no es fuerte como la teología compleja, inteligente y seductora de esta película.
Sin embargo, si usted es un cristiano maduro buscando una película finamente elaborada, bien actuada, inquietante que provoca pensamiento y debates, entonces Silence es para usted. Que empiece el debate.
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lunes, 2 de enero de 2017

EPIFANÍA

Epifanía significa "manifestación". Jesús se da a conocer. Aunque Jesús se dio a conocer en diferentes momentos a diferentes personas, la Iglesia celebra como epifanías tres eventos:
Su Epifanía ante los Reyes Magos (Mt 2, 1-12)
Su Epifanía a San Juan Bautista en el Jordán
Su Epifanía a sus discípulos y comienzo de Su vida pública con el milagro en Caná.
La Epifanía que más celebramos en la Navidad es la primera.
La fiesta de la Epifanía tiene su origen en la Iglesia de Oriente. A diferencia de Europa, el 6 de enero tanto en Egipto como en Arabia se celebraba el solsticio, festejando al sol victorioso con evocaciones míticas muy antiguas. Epifanio explica que los paganos celebraban el solsticio invernal y el aumento de la luz a los trece días de haberse dado este cambio; nos dice además que los paganos hacían una fiesta significativa y suntuosa en el templo de Coré. Cosme de Jerusalén cuenta que los paganos celebraban una fiesta mucho antes que los cristianos con ritos nocturnos en los que gritaban: "la virgen ha dado a luz, la luz crece".
Entre los años 120 y 140 AD los gnósticos trataron de cristianizar estos festejos celebrando el bautismo de Jesús. Siguiendo la creencia gnóstica, los cristianos de Basílides celebraban la Encarnación del Verbo en la humanidad de Jesús cuando fue bautizado. Epifanio trata de darles un sentido cristiano al decir que Cristo demuestra así ser la verdadera luz y los cristianos celebran su nacimiento.
Hasta el siglo IV la Iglesia comenzó a celebrar en este día la Epifanía del Señor. Al igual que la fiesta de Navidad en occidente, la Epifanía nace contemporáneamente en Oriente como respuesta de la Iglesia a la celebración solar pagana que tratan de sustituir. Así se explica que la Epifanía se llama en oriente: Hagia phota, es decir, la santa luz.
Esta fiesta nacida en Oriente ya se celebraba en la Galia a mediados del s IV donde se encuentran vestigios de haber sido una gran fiesta para el año 361 AD. La celebración de esta fiesta es ligeramente posterior a la de Navidad.
Los Reyes Magos
Mientras en Oriente la Epifanía es la fiesta de la Encarnación, en Occidente se celebra con esta fiesta la revelación de Jesús al mundo pagano, la verdadera Epifanía. La celebración gira en torno a la adoración a la que fue sujeto el Niño Jesús por parte de los tres Reyes Magos (Mt 2 1-12) como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad.
De acuerdo a la tradición de la Iglesia del siglo I, se relaciona a estos magos como hombres poderosos y sabios, posiblemente reyes de naciones al oriente del Mediterráneo, hombres que por su cultura y espiritualidad cultivaban su conocimiento de hombre y de la naturaleza esforzándose especialmente por mantener un contacto con Dios. Del pasaje bíblico sabemos que son magos, que vinieron de Oriente y que como regalo trajeron incienso, oro y mirra; de la tradición de los primeros siglos se nos dice que fueron tres reyes sabios: Melchor, Gaspar y Baltazar. Hasta el año de 474 AD sus restos estuvieron en Constantinopla, la capital cristiana más importante en Oriente; luego fueron trasladados a la catedral de Milán (Italia) y en 1164 fueron trasladados a la ciudad de Colonia (Alemania), donde permanecen hasta nuestros días.
El hacer regalos a los niños el día 6 de enero corresponde a la conmemoración de la generosidad que estos magos tuvieron al adorar al Niño Jesús y hacerle regalos tomando en cuenta que "lo que hiciereis con uno de estos pequeños, a mi me lo hacéis" (Mt. 25, 40); a los niños haciéndoles vivir hermosa y delicadamente la fantasía del acontecimiento y a los mayores como muestra de amor y fe a Cristo recién nacido.