REDACCIÓN CENTRAL, 09 Ene. 17 / 06:20 pm (
ACI).-
La directora de
Citizens for a Pro-life Society (Ciudadanos para una Sociedad Pro-
Vida)
y profesora de Teología en Madonna University en Michigan, escribió un
exhaustivo análisis sobre el filme “Silence” (El Silencio) de Martin
Scorsese, que trata sobre la persecución de misioneros católicos y sobre
la crisis de fe de su protagonista en el Japón del siglo XVII.
“Los creyentes que esperan una película que explore las ideas
cristianas desde un contexto cristiano auténtico, no deberían verla.
Silence tampoco debe ser visto por los jóvenes, o aquellos cuya fe no es fuerte como la teología compleja, inteligente y seductora de esta película”, escribió la columnista para
Crisis Magazine.
El texto completo del análisis a continuación:
ADVERTENCIA DE SPOILER
El trailer oficial de la recién estrenada película de Martin Scorsese,
Silence da la impresión de que trata sobre misioneros en Japón y de cómo
los católicos sufrieron valientemente la persecución por el bien de la
fe. Sin embargo, este no es el verdadero foco de esta inquietante
película y los cinéfilos no deben ser atraídos hacia esa dirección.
Cualquiera que esté familiarizado con la obra cinematográfica de Scorsese sabe que se trata de un director de
cine
que, cuando se trata de asuntos religiosos, aportará ambigüedad y
conclusiones inquietantes, y en ese sentido, Silence no decepciona. Esta
película no se trata de mártires cristianos, sino de cristianos que evitan el martirio.
El filme adapta fielmente el libro ficticio y homónimo de Shusaku Endo.
La historia se desarrolla en el siglo XVII, cuando los católicos
sufrieron persecución bajo el shogunato Tokugawa. Dos jesuitas
portugueses, los padres Rodrigues (Andrew Garfield) y Garupe (Adam
Driver), viajan a Japón para buscar a su mentor, el P. Ferreira (Liam
Neeson), del cual se rumorea que apostató públicamente. Los jóvenes
sacerdotes no pueden creer que su guía espiritual haría tal cosa, por
ello están motivados a encontrar la verdad; y si Ferreira negó a Cristo,
se sentirían obligados a salvar su alma.
Ellos son guiados en el país por el espiritualmente torturado japonés,
Christian Kichijiro (Yosuke Kubozuka), que literalmente le confiesa a
Rodrigues que es un apóstata. Cuando alguien es sospechoso de ser un
cristiano, se ve obligado a pisar imágenes de Jesús o María talladas en
bronce o en madera. Por esta negación de la fe generalmente se ahorra la
tortura y la ejecución. Kichijiro escapó del sufrimiento al pisar una
imagen, mientras que los miembros de su
familia rechazaron negar a Cristo y fueron quemados vivos.
Los dos sacerdotes sirven fielmente a los católicos japoneses que se
ven obligados a practicar su fe en secreto. Al ser privados de los
sacramentos, se alegran de tener sacerdotes que les proporcionen alimento espiritual.
Sin embargo, no pasa mucho tiempo antes de que las autoridades
descubran este nido de creyentes ocultos y seleccionen a cuatro para ser
ejecutados. Es aquí, apenas a mitad de camino de la película, que
Silence termina su narrativa sobre los mártires heroicos y
se convierte en una película que explora el silencio de Dios en medio del sufrimiento, tal como lo experimenta su personaje principal Rodrigues.
Este no solo perturba a Garupe, sino también al público, cuando impulsa
vigorosamente a los cristianos japoneses a "pisotear" el
fumie (ndt.
imagen de Cristo). ¿Cuál es la fuente de tal consejo? Para el idealista
Rodrigues la práctica de la fe en una tierra extraña y en terribles
condiciones suscitó en él interrogantes y confusiones respecto a la
presencia de Dios. Comenzó a luchar con el aparente "silencio" de Dios.
Es una
debilidad de la película que exista poco desarrollo del carácter con respecto a esta crisis de fe.
La película es impulsada por el drama de los cristianos católicos: si
van a defender su fe y enfrentar muertes terribles (de hecho es
increíble el ingenio puesto sobre la tortura humana) o si pisotean a
Cristo y escapan del terror.
En el corazón de este drama está la tensión creada por la propia lucha
de Rodrigues para permanecer fiel aun mientras él, paradójicamente,
insta e incluso reza para que otros nieguen a Cristo y sean perdonados.
Más tarde, él incluso exhorta inútilmente al P. Garupe y a los católicos
con quienes fue detenido, a apostatar.
Silence se centra en la apostasía como medio para evitar el
sufrimiento. Rodrigues lo promueve varias veces en la película, pero
solo cuando está en juego el sufrimiento de los demás. Curiosamente,
mientras este camino es impulsado por otros, Rodrigues desea permanecer
firme. Al inicio del filme narra que está enamorado del rostro de su
Señor y por ello no podría pisotear su imagen.
Finalmente Rodrigues también es capturado con un pequeño grupo de
compañeros católicos. Siendo prisionero las autoridades deciden que el
mentor perdido, Ferreira, lo visite. Rodrigues se horroriza al oír de
los mismos labios de su maestro que efectivamente apostató; los rumores
eran ciertos.
Ferreira ahora vivía cómodamente como pupilo del estado, casado y con
hijos. Practicaba el budismo y escribía de libros para el gobierno que
desprestigiaban el cristianismo. Aquí es
donde entra en juego otro nivel de ambigüedad propia de Scorsese.
Ferreira le dice a Rodrigues que no hay verdaderos conversos japoneses.
Más bien, todos los llamados cristianos japoneses nunca tuvieron
realmente la fe; no creían en Jesús como Hijo de Dios, sin embargo
creían que el verdadero "Hijo" era el orbe rojo que se levanta por la
mañana.
Decía que solo eran un puñado de paganos, que cuando eran martirizados no morían por la fe en absoluto.
No está claro si este discurso es entendido por el cineasta como una evaluación real del catolicismo japonés
o si Ferreira simplemente está tratando de desmoralizar a su ex alumno.
Si es lo primero, entonces ciertamente no hay cristianismo auténtico en
Japón, los martirios son huecos y el espectador se ve obligado a lidiar
con esta posibilidad. En cualquier caso, el ex mentor de Rodrigues se
convenció al menos de que esto es cierto.
Rodrigues hace una buena pelea ante Ferreira, ante los representantes
del Inquisidor e incluso el Gran Inquisidor mismo. Él es su trofeo.
Golpee al pastor del rebaño y las ovejas se dispersarán, pero el medio
de golpear al líder es golpear a las ovejas. Cuanto más se sostiene, más
torturan a otros y en este conflicto Rodrigues experimenta el silencio
de Dios como abandono.
En el clímax de la película, los cristianos japoneses son torturados
horriblemente y Rodrigues se ve obligado a mirar. Si solo pisara el
fumie
colocado en el suelo, la tortura terminaría. Ferreira lo está instando,
como Rodrigues mismo había instado a otros, a pisar el rostro de Jesús.
Y, por supuesto, la apostasía, como en todos los demás casos, está
relacionada con poner fin al sufrimiento humano.
Es esta escena que hace de la película Scorsese un fracaso teológico.
Ferreira es el personaje de Judas, pero no está muy claro si este Judas
funciona negativamente o positivamente. ¿Es este un Judas que trabaja
contra Cristo? ¿Es este un Judas, como el del texto gnóstico ‘El
Evangelio de Judas’
que en realidad ayuda a Jesús a cumplir su misión? Ferreira le dice a
Rodrigues: "Si Cristo estuviera aquí, él apostataría por ellos" y
"renunciar a tu fe es el acto más doloroso de amor". Entonces se oye la
voz de Jesús desde la placa de bronce de Cristo crucificado que le dice a
Rodríguez: ‘¡Pisame! Llevé esta
cruz
por tu dolor’. Con el permiso de Cristo, Rodrigues niega a su Señor. La
apostasía, esta vez suya, detiene el sufrimiento de los demás, y los
cristianos no son martirizados.
Este es el aspecto más preocupante de Silence. Jesús da permiso para traicionarlo,
da a los cristianos permiso para fracasar en su testimonio. Haría una
gran diferencia si la película tiene la intención que se trate de la voz
de Cristo dirigida Rodrigues o si la voz es solo algo que Rodrigues
creó en su propia cabeza. En opinión de esta revisora, Scorsese pretende
que esta sea la voz de Cristo que despeja el camino hacia el fracaso.
En primer lugar, técnicamente hablando, es un sonido que proviene fuera
de Rodrigues, que emana de la imagen hacia él. La voz no se presenta
como algo que viene del interior de la conciencia de Rodrigues.
¿Por qué Scorsese, basado en Endo,
nos da un Cristo que provee a sus seguidores permiso para fracasar?
Puesto que Rodrigues recomienda la apostasía solo para evitar el
sufrimiento, se podría concluir que el sufrimiento triunfa sobre la fe,
que para el bien de evitar el dolor horrible, la negación de Cristo es
justificada, ya que es Jesús quien lleva esta cruz por tu dolor. La
ética es contraria a la fe cristiana y la
moral, es decir, hacer el mal por el bien.
También
se podría concluir que este Jesús es una teología en la cual su sufrimiento no tiene ningún valor.
Los seres humanos, debido a su naturaleza pecaminosa inherente,
fracasarán inevitablemente, a pesar de todos los objetivos elevados y
las expectativas personales; y al final, todo lo que importa es la
presencia silenciosa de Dios para aquellos que sufren.
Sin embargo, este es un mensaje cristiano insuficiente, especialmente
cuando se considera que a los ojos de Dios el sufrimiento humano tiene
valor salvífico, como decía el propio San Pablo: "Aun ahora encuentro mi
gozo en el sufrimiento que soporto por vosotros. En mi propia carne
lleno los sufrimientos de Cristo por causa de su cuerpo, la
Iglesia".
O cuando Rodrigues pisa a Jesús, esto está destinado a ser de hecho el
"acto más doloroso de amor" al rendirse de su propio ideal en aras de
salvar a otros. Sin embargo,
esta interpretación se debilita seriamente por el hecho de que él se vuelve miserable después y durante décadas seguirá realizando repetidos actos de apostasía.
Sin embargo, si la voz es justamente la justificación de Rodrigues para
negar a Cristo, entonces es un verdadero apóstata y la película
funciona como un cuento de la presencia permanente de Dios para todos
los que sufren y el sufrimiento de los mártires, así como también para
Rodrigues y Kichijiro, atormentados por el remordimiento y la culpa por
su fracaso.
Jesús está allí silenciosamente en el sufrimiento de todos, como la
"voz" de la imagen dice: "Yo llevé esta cruz por tu dolor". Y esto
funciona bien cuando uno considera que Kichijiro comete apostasía una y
otra vez, e incluso es un Judas que traiciona a Rodrigues ante las
autoridades.
Sin embargo, siempre busca al sacerdote que confiese sus pecados para
recibir la absolución. Y ciertamente la misericordia existe para
aquellos que fallan. Silencio ilustra conmovedoramente este punto. De
hecho, Rodrigues sigue a Ferreira, quien
irónicamente terminó de guiarlo a la vida de un sacerdote apóstata. Pero mucho después de que Rodrigues abandone el
sacerdocio, Kichijiro lo encuentra y le ruega que escuche su confesión, y Rodrigues vuelve a darle la absolución por la que anhela.
Excepto por Cristo diciéndole a Rodrigues que "lo pise" esta escena de
perdón sería el clímax de la película, y por lo tanto Silence trataría
sobre la presencia silenciosa de Dios para todos, incluso a aquellos que
fracasan.
Pero este posible clímax se ve abrumado por el inquietante permiso de Cristo a fracasar.
La primera escena culminante sumerge la película de Scorsese en una
soteriología problemática y errónea. El final de la película intenta
mostrar un cierto nivel de redención para Rodrigues quien aparentemente
permaneció como cristiano en privado, pero no es lo suficientemente
poderoso para superar una representación de Cristo que conduce a su fiel
servidor a negarlo.
Esta película examina seriamente temas e ideas cristianas. Pero,
¿debería ser este filme necesariamente llamado una película cristiana?
Yo creo que no. Una película cristiana no puede simplemente explorar,
sino que
debe concluir de una manera que sea consistente con el mensaje del evangelio, aunque sea poco convencional, provocativa o presentada de manera innovadora.
Debe haber el Cristo de los Evangelios que, en lugar de ordenar a sus
fieles seguidores que lo pisoteen, los llama a seguirlo hasta la Cruz.
El Cristo que más bien asegura a sus fieles: "De la copa que bebo de
vosotros beberéis; y seréis bautizados con el bautismo con que yo soy
bautizado”.
Los creyentes que esperan una película que explore las ideas cristianas
desde un contexto cristiano auténtico, no deberían verla. Silence
tampoco debe ser visto por los jóvenes, o aquellos cuya fe no es fuerte
como la
teología compleja, inteligente y seductora de esta película.
Sin embargo, si usted es un cristiano maduro buscando una película
finamente elaborada, bien actuada, inquietante que provoca pensamiento y
debates, entonces Silence es para usted. Que empiece el debate.
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